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lunes, 30 de septiembre de 2013

No hables



 Después de varios encuentros sin nada de particular que mencionar, llegó uno muy diferente. Ana me llamó y me dijo que se trataba de un buen cliente de la agencia "algo raro y exigente pero todo un caballero". La cita seria en un clásico hotel de Madrid, ropa elegante, contratación por toda la noche.


 No me gustan las contrataciones por toda lo noche, no me gusta dormir junto a un extraño, prefiero terminar y volver a mi casa, a mi ducha, a mi cama. Seguí el ritual de siempre y me arregle a conciencia para la cita. Hacia calor en Madrid así que escogí un vestido claro de CH bolso de Jimmy Choo y sandalias de Farrutx, como siempre ropa interior de La Perla, esta vez blanca, para destacar el moreno que todavía mantengo.

Ana me había dado una extraña instrucción para la cita- No Hablar- Solo debía hablar cuando él me preguntase o me pidiese que le contase algo.

Era un hombre mayor, probablemente de mas edad de la que aparentaba, le calcule por encima de los 60. Extranjero pero con un excelente nivel de español, elegante. -"Buenas tardes Laura"-, -"Hola, buenas tardes"-, "Schhhhhh"- me dijo llevándose el dedo a los labios, -"Perdón"-, -"Schhhhhhhh"- repitió, esta vez poniendo su dedo sobre los mios y dejándolo allí un instante. No hice ningún gesto, ni me moví y él aprovecho para deslizar ligeramente el dedo sobre mis labios. -"Pasa"-

Bajamos a cenar a la terraza del hotel, no había mucha gente y se estaba muy bien. El me había dicho alguna frase pero yo no había abierto la boca. Nos trajeron la carta, la miramos en silencio y luego llego el camarero y se dirigió a mi - "Que le apetece cenar?"-, Permanecí en silencio y mire a mi pareja que no dijo tampoco nada. - "What would you like to have?"- me pregunto de nuevo el camarero, tampoco respondí y note como me subían las pulsaciones. El se tomo unos minutos y dijo - " La Señorita tomará....."- y eligió por mi una sopa de melón y lubina. Seguimos en silencio hasta el primer plato. -"Cuéntame de ti, Laura"-

Agradecí el inicio de la conversacion y empecé a contar sobre mis estudios, mi trabajo como proyectista y decoradora, mis aficiones, los viajes, el arte. En la agencia me habían dicho que con los clientes no hablase mucho de mi vida, que no diese datos, pero no me importo hacerlo, a pesar de su extraño comportamiento me inspiraba confianza. -"Encantado de conocerte, Laura"- y nos mantuvimos de nuevo en silencio hasta el final de la cena. Ya no me sentía incomoda.



La habitación estaba completamente a oscuras, solo iluminada por la luz de la de la calle que entraba por las ventanas abiertas. No sabia qué hacer, si tomar la iniciativa, esperar que la tomase él, sentarme, seguir de pie. Vi su sombra acercarse, me acaricio la cara y dejo su dedo de nuevo sobre mis labios. Decidí darle señales de colaboración y lo chupe, noté enseguida que le gusto, me giro y desde detrás me abrazo fuerte contra su cuerpo, tenia una fuerza mayor de la que su físico hacia creer. Empezó a oler mi pelo dando inhalaciones profundas y sonoras, bajó por mi cuello, lo olió, lo besó. Siempre he sido muy sensible en el cuello y deje escapar bajos gemidos -" Schsssss"-. Sus manos recorrían mi cuerpo por encima del vestido, rápidas y violentas. Me fue desnudando con la precisión de un cirujano que conoce perfectamente donde actuar. Ninguna duda para encontrar la cremallera del vestido o el broche de apertura del sujetador que quedaron en el suelo. Tumbada ya en la cama completamente desnuda note que él se había quitado también la ropa, era muy delgado y con un cuerpo fibroso. Trate de tomar la iniciativa pero no me dejo, seguía manoseándome, chupándome y besándome, me estremecí cuando note cómo sus dedos entraban dentro de mi pero contuve el gemido. Los dedos se movían arrítmicamente, giraban, me causaban una sensación incomoda pero sabia que tenia que darle señálese de lo contrario. Mis primeros gemidos fueron respondidos con un -"Schsssss"- pero no hice caso y seguí. Creo que le gusto, aumento el ritmo y metió mas dedos, puede que tres. Busque su miembro y lo encontré con una débil erección, rápidamente se aparto. Su cuerpo estaba sudando y yo no sabia que hacer, solo me quedaba la salida de la representación del orgasmo y lo hice exagerando los gritos que debieron romper el silencio nocturno del hotel. Los gritos me liberaron de la tensión que había acumulado y sus dedos salieron por fin de mi cuerpo.



Nos quedamos tumbados, uno al lado del otro. Oía su respiración profunda. Quería quedarme en esa posición, sin moverme, pero recordaba mi objetivo de COMPLACER SIEMPRE, así que me incorpore y comencé a besar su cuerpo bajando hasta ese miembro que antes había tocado ligeramente. Lo encontré flácido, como muerto. Me lo metí en la boca y busque la manera de darle placer, no hubo casi reacción y eso me desesperaba. El estaba muy muy quieto, solo la respiracion profunda daba vida a aquel cuerpo.

-"Basta Laura déjalo y vete"-, -"Déjame seguir, me gusta, lo estoy pasando bien"-, -"Vete"-

Odiosa salida del hotel con las consiguientes miradas de los recepcionistas. El taxi a casa. Noté el dolor causado por sus dedos dentro de mi, un dolor que iba en aumento y me quemaba. Como siempre la ducha me relajó y me devolvió la otra cara de mi personalidad. Duermo y tengo pesadillas de unas manos sobre mi cuerpo y un dolor que sube desde mi vagina y me llena toda por dentro.