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lunes, 7 de octubre de 2013

El arte y la prostitucion

Como una imagen siempre vale mas que mil palabras, he buscado en el mundo del arte imágenes que representasen lo que siento al ejercer la prostitución La primera es de Richard Phillips un artista de NY especializado en figuras femeninas. En esta pintura veo mi cuerpo vendido, pero también como una obra de arte con un alto valor que los coleccionistas quieren y aprecian. Un cuerpo que cuido y preparo para ser adquirido.


Se Vende 
 
La segunda es de Helmutt Newton. Refuerza la imagen de objeto al utilizar los elementos de decoración femenina, como lencería y tacones, y muestra la absoluta entrega y obediencia ante quien lo ha comprado. Permite intuir también la humillación que produce esa entrega.

                                                                Entrega y Obediencia

 La tercera es un dibujo de Toulouse Lautrec. Es la imagen de la escort como compañera de diversión, de cena romántica. En esas situaciones me concentro en la conversación, me intereso, participo, intento hacerle ver que me seduce. Algunas cenas han sido muy agradables.


                                                            Compañera de Diversión

La cuarta es un retrato de Diana de Poitiers, amante del rey Enrique II de Francia y la mujer que mas poder tuvo en el país hasta la muerte del rey. Representa esas confidencias de hombres influyentes a la escort que les acompaña y con la que pueden llegar a tener una relación de mucha confianza. Es la estrategia de mostrar el poder como elemento de coqueteo masculino, de conquista de la mujer, o simplemente la necesidad de contar o compartir un secreto importante. He sido participe de esas confidencias a pesar del poco tiempo que llevo como escort y que era la segunda vez que veía al cliente, un empresario vinculado también a la política.

El Poder de la Amante
 
La quinta, una pintura de Toulouse Lautrec, representa esa intimidad con la prostituta.


      
                                                          Confidencias de Alcoba

 La sexta y septima son unos grabados eróticos japoneses. El primero es la imagen delicada y cuidada de la geisha para su cliente y el segundo su posesión, a veces brutal. Ya han acabado las conversaciones, los juegos de entretenimiento previos y la geisha debe proporcionar ya solo placer sexual.

                                                Delicada, Sofisticada y Cuidada para El

Sé que es la parte final del encuentro, que mi cuerpo le pertenece y me concentro en hacerle disfrutar tomando yo la iniciativa o dejándome hacer si él lo prefiere.

                                                                        Poseída por El

La ultima se refiere a nuestra doble vida. Es una pintada de artistas callejeros de Buenos Aires donde en una esquina se ve la puta y por el otro lado sus hijos a los que lleva al colegio. Dos vidas separadas pero que inevitablemente se cruzan. Una misma actriz con dos personajes que no quieren conocerse.

                                                                          Doble Vida

lunes, 30 de septiembre de 2013

No hables



 Después de varios encuentros sin nada de particular que mencionar, llegó uno muy diferente. Ana me llamó y me dijo que se trataba de un buen cliente de la agencia "algo raro y exigente pero todo un caballero". La cita seria en un clásico hotel de Madrid, ropa elegante, contratación por toda la noche.


 No me gustan las contrataciones por toda lo noche, no me gusta dormir junto a un extraño, prefiero terminar y volver a mi casa, a mi ducha, a mi cama. Seguí el ritual de siempre y me arregle a conciencia para la cita. Hacia calor en Madrid así que escogí un vestido claro de CH bolso de Jimmy Choo y sandalias de Farrutx, como siempre ropa interior de La Perla, esta vez blanca, para destacar el moreno que todavía mantengo.

Ana me había dado una extraña instrucción para la cita- No Hablar- Solo debía hablar cuando él me preguntase o me pidiese que le contase algo.

Era un hombre mayor, probablemente de mas edad de la que aparentaba, le calcule por encima de los 60. Extranjero pero con un excelente nivel de español, elegante. -"Buenas tardes Laura"-, -"Hola, buenas tardes"-, "Schhhhhh"- me dijo llevándose el dedo a los labios, -"Perdón"-, -"Schhhhhhhh"- repitió, esta vez poniendo su dedo sobre los mios y dejándolo allí un instante. No hice ningún gesto, ni me moví y él aprovecho para deslizar ligeramente el dedo sobre mis labios. -"Pasa"-

Bajamos a cenar a la terraza del hotel, no había mucha gente y se estaba muy bien. El me había dicho alguna frase pero yo no había abierto la boca. Nos trajeron la carta, la miramos en silencio y luego llego el camarero y se dirigió a mi - "Que le apetece cenar?"-, Permanecí en silencio y mire a mi pareja que no dijo tampoco nada. - "What would you like to have?"- me pregunto de nuevo el camarero, tampoco respondí y note como me subían las pulsaciones. El se tomo unos minutos y dijo - " La Señorita tomará....."- y eligió por mi una sopa de melón y lubina. Seguimos en silencio hasta el primer plato. -"Cuéntame de ti, Laura"-

Agradecí el inicio de la conversacion y empecé a contar sobre mis estudios, mi trabajo como proyectista y decoradora, mis aficiones, los viajes, el arte. En la agencia me habían dicho que con los clientes no hablase mucho de mi vida, que no diese datos, pero no me importo hacerlo, a pesar de su extraño comportamiento me inspiraba confianza. -"Encantado de conocerte, Laura"- y nos mantuvimos de nuevo en silencio hasta el final de la cena. Ya no me sentía incomoda.



La habitación estaba completamente a oscuras, solo iluminada por la luz de la de la calle que entraba por las ventanas abiertas. No sabia qué hacer, si tomar la iniciativa, esperar que la tomase él, sentarme, seguir de pie. Vi su sombra acercarse, me acaricio la cara y dejo su dedo de nuevo sobre mis labios. Decidí darle señales de colaboración y lo chupe, noté enseguida que le gusto, me giro y desde detrás me abrazo fuerte contra su cuerpo, tenia una fuerza mayor de la que su físico hacia creer. Empezó a oler mi pelo dando inhalaciones profundas y sonoras, bajó por mi cuello, lo olió, lo besó. Siempre he sido muy sensible en el cuello y deje escapar bajos gemidos -" Schsssss"-. Sus manos recorrían mi cuerpo por encima del vestido, rápidas y violentas. Me fue desnudando con la precisión de un cirujano que conoce perfectamente donde actuar. Ninguna duda para encontrar la cremallera del vestido o el broche de apertura del sujetador que quedaron en el suelo. Tumbada ya en la cama completamente desnuda note que él se había quitado también la ropa, era muy delgado y con un cuerpo fibroso. Trate de tomar la iniciativa pero no me dejo, seguía manoseándome, chupándome y besándome, me estremecí cuando note cómo sus dedos entraban dentro de mi pero contuve el gemido. Los dedos se movían arrítmicamente, giraban, me causaban una sensación incomoda pero sabia que tenia que darle señálese de lo contrario. Mis primeros gemidos fueron respondidos con un -"Schsssss"- pero no hice caso y seguí. Creo que le gusto, aumento el ritmo y metió mas dedos, puede que tres. Busque su miembro y lo encontré con una débil erección, rápidamente se aparto. Su cuerpo estaba sudando y yo no sabia que hacer, solo me quedaba la salida de la representación del orgasmo y lo hice exagerando los gritos que debieron romper el silencio nocturno del hotel. Los gritos me liberaron de la tensión que había acumulado y sus dedos salieron por fin de mi cuerpo.



Nos quedamos tumbados, uno al lado del otro. Oía su respiración profunda. Quería quedarme en esa posición, sin moverme, pero recordaba mi objetivo de COMPLACER SIEMPRE, así que me incorpore y comencé a besar su cuerpo bajando hasta ese miembro que antes había tocado ligeramente. Lo encontré flácido, como muerto. Me lo metí en la boca y busque la manera de darle placer, no hubo casi reacción y eso me desesperaba. El estaba muy muy quieto, solo la respiracion profunda daba vida a aquel cuerpo.

-"Basta Laura déjalo y vete"-, -"Déjame seguir, me gusta, lo estoy pasando bien"-, -"Vete"-

Odiosa salida del hotel con las consiguientes miradas de los recepcionistas. El taxi a casa. Noté el dolor causado por sus dedos dentro de mi, un dolor que iba en aumento y me quemaba. Como siempre la ducha me relajó y me devolvió la otra cara de mi personalidad. Duermo y tengo pesadillas de unas manos sobre mi cuerpo y un dolor que sube desde mi vagina y me llena toda por dentro.

 


martes, 17 de septiembre de 2013

Confesiones en el divan




No se valorar si me ha gustado la experiencia de estos días. Me sentía nerviosa y expectante pensando en que podrían llamarme de la agencia en cualquier momento. Luego cuando se producía la llamada el primer impulso era decir que no pero acababa diciendo si. Desde ese momento hasta el encuentro con el cliente estaba ansiosa, me decía a mi misma que era la última cita, que lo dejaba. Un par de horas antes del encuentro procuraba estar ya en casa y comenzaba despacio a arreglarme. Observaba mi cuerpo frente al espejo y no lo sentía mío, sino del extraño que lo había alquilado, entonces comenzaba a prepararlo para él. Una larga ducha seguida de aceite y crema, repaso de las uñas de pies y manos, ya no estaba nerviosa y me concentraba en cada detalle esperando que él lo descubriese y apreciase.




El ritual del maquillaje, tonos suaves pero perfección en las líneas. Mi rostro va cambiando y sobre él se posa la máscara de la seducción.

                                                                    Maquillaje suave

 La ropa que debe mostrar mi feminidad y atraer a descubrir lo que se oculta debajo insinuándolo ligeramente.La lencería que debe mostrarle que todo ha estado pensado para ese momento, para él, y que indica también mi entrega a su deseo.

Vuelven los nervios y miedos cuando recorro el pasillo del hotel camino de la habitación- "hola soy Laura"-

                                                        Al final del pasillo me esperan

En general no he sentido placer en el contacto físico de los encuentros, -aunque ha habido alguno en que si- . Sin embargo creo haber disfrutado, pero....... ¿ disfrutar de qué ?. ¿ De la superación de una prueba impuesta a mi misma?, ¿ de la sensación de mi cuerpo entregado?, ¿de hacer gozar?.......

                                                                           Siiiiii

No me había preocupado nunca con mis parejas de hacerles disfrutar, mas bien esperaba que tomasen la iniciativa para hacerme disfrutar a mi. Observaba como, con mas o menos destreza, trataban de encontrar los resortes de mi cuerpo hacia el placer, la satisfacción de los que lo conseguían y la vergüenza de los que fracasaban.

Ahora era yo quien tenía que encontrar esos resortes en un cuerpo extraño y me concentraba en ello sin fijarme en lo que aquel cuerpo me pudiese atraer o repeler. Dependiendo de las indicaciones que recibía, tomaba yo la iniciativa o me dejaba hacer.

                                                                       Caricia

Volvía la vergüenza y algo de humillación cuando una vez terminado el sexo me invitaban a marcharme-"tengo que madrugar nena"- Salía corriendo y me vestía sin ducharme. Recogía del suelo mi ropa y me la ponía  en el baño escapando de la mirada de indiferencia del cliente. La lencería, los tacones, me parecían ahora grotescos. Me marchaba pensando que era la ultima vez y sentía asco de las miradas y sonrisas de recepcionistas y botones del hotel al pasar frente a ellos. Sospechaba que el taxista que me llevaba a casa también sabía de donde venía.

Humillación


¿Por qué vuelvo luego a aceptar otra cita?, no lo se. Por eso estoy aquí tumbada en el diván del psicólogo.



   





lunes, 16 de septiembre de 2013

Objeto

Tenía razón Ana cuando me decía que al principio tendría  muchas solicitudes, sobre todo de los clientes habituales de la agencia. Después de la noche rusa, descrita en el post Nasdrovia, aún sin haberme recuperado de sus efectos, Ana me llamaba para planificar la semana, tenia citas casi todos los días. Era una semana también bastante ocupada en mi trabajo como decoradora ya que estoy colaborando en el diseño de un nuevo restaurante en Madrid y traté de hacer una selección de las citas, pero Ana me insistió y me dijo que para ellos era importante atender a sus clientes habituales. Lo pensé bien y si había decidido iniciar este camino era para algo y no quería quedar mal con Ana, así que acepté la agenda que me proponía, seis citas desde el martes al sábado dos de ellas con noche completa.

Esta mañana de domingo he llegado a casa a mediodía después de pasar la noche con el cliente. Me he despertado sola en el hotel, él se marchaba muy pronto al aeropuerto y yo he seguido durmiendo. Entre sueños me venían los recuerdos de una semana que había pasado muy rápido.

                                                              Amanecer en su hotel

Mis dudas al seleccionar la ropa para cada encuentro, ropa siempre muy femenina, insinuante pero sin concesiones explicitas. Los nervios al vestirme.

                                                         Mis labios pintados para la cita

 El viaje en el taxi hasta el hotel donde me pregunto qué hago yo aquí. Las ganas de escapar momentos antes de llamar a la puerta de la habitación. Mi sonrisa cuando se abre esa puerta -" hola soy Laura"-. La mirada de un extraño que examina velozmente mi cuerpo, mis piernas, mi pecho, mi rostro. Un vistazo rápido y descarado para tener una primera impresión de si el objeto que ha comprado le gusta. Mi espera esos instantes, dejándome examinar y tratando de trasmitir que ese objeto no le decepcionará -"pasa"-  Y llega la aprobación con una sonrisa y el gesto que me invita a entrar en la habitación. Cruzo el umbral de esa puerta con nervios, miedo y timidez pero dispuesta a complacer.

 



Cenas que tratan de ser románticas, donde ellos buscan seducirme. Me intereso en esas charlas (en algunos casos sin esfuerzo), pregunto, me sorprendo, sonrío. Desde otras mesas hombres de negocios nos miran, la diferencia de edad atrae la curiosidad. No presto atención a esas miradas y me concentro en mi pareja que me exhibe orgulloso ante todos mientras recorro el restaurante delante de él camino de la puerta una vez finalizada la cena. Escena que se repite casi de forma clónica en cada cita.

No suele haber prisa en usar el objeto comprado por lo que la exhibición suele seguir en algún local de moda, donde otros ejecutivos también acuden con su adquisición de ese día.

Algo mas tarde, en esa habitación de hotel donde nos hemos conocido unas horas antes, la princesa de la cena se convierte en la puta, me lo hacen sentir con mas o menos delicadeza. Lo se y entrego mi cuerpo a los caprichos de quien lo ha alquilado mientras concentro mi mente en un objetivo......complacer.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Nasdrovia

Me dolía enormemente la cabeza, parecía que iba a estallar. Me despertaba a mediodía en mi cama, recordaba que había llamado al trabajo para decir que no me encontraba bien. Notaba a través de mis poros el olor del alcohol. Al moverme sentí dolor en mi cuerpo que despertaba. Un dolor suave dentro que recordaba invasiones violentas, un dolor mas agudo en los pezones resultado de manos fuertes y ansiosas.




Me arrastre a la ducha. Como siempre ha ocurrido, el agua me alivio. Mi cuerpo se recuperaba poco a poco de la noche de excesos mientras yo trataba de procesar imágenes, sensaciones y recuerdos.



Imágenes de las luces, siempre molestas, de una discoteca, de los rostros riendo, de una habitación oscura. Sensación del mareo producido por el alcohol, de mi cuerpo pasando de unas manos a otras, de mi cuerpo penetrado con fuerza, de mi boca invadida. Sensación también del cuerpo de ella, de la suavidad, de lo que me hizo sentir y yo no fui capaz de hacer sentir a ella. Y de nuevo esas manos fuertes que agarran mis caderas, una voz que me habla en un idioma que no entiendo, y vuelven bruscos y veloces movimientos dentro de mi que acompaño con gemidos, oigo también los de ella y me encuentro con su boca en la oscuridad. Me doy cuenta que una mano agarrando mi pelo me ha llevado al encuentro de esa boca, busco en ella saciar la sed.


Boca que cambian por una botella de champan helado, burbujas del liquido que me hacen cosquillas en el paladar, siento de repente ese liquido helado sobre mi cuerpo, primero sobre la espalda, manos que me giran y me ponen boca arriba, cae el liquido sobre mi vientre y baja a mojarme la piernas, una boca lo busca y lo absorbe, la botella helada me penetra....no, no,.....digo, sin oponer ninguna resistencia.
Todo me da vueltas y me voy durmiendo mientras siento los movimientos de la inmensa cama, las voces en un idioma desconocido y los gemidos rítmicos de ella.



Confusión de sentimientos, mi cuerpo como objeto............y la mente???.........esta vez, entregada

"Спасибо (Spasiva) please call me again"  

domingo, 8 de septiembre de 2013

Geek Escorts

Esta es la definición que da Wikipedia de la palabra Geek

Geek (del inglés geek, pronunciado "guik": IPA /gi:k/) es un término que se utiliza para referirse a la persona fascinada por la tecnología y la informática.[1] [2] [3] El término «geek» en español está relacionado sólo con la tecnología, a diferencia del uso del término geek en inglés, que tiene un significado más amplio y equivalente al término español friki.[4] [5

No es nada nuevo decir que la tecnología lo esta cambiando todo y por supuesto también el mundo del sexo pagado. Son ya varios los artículos en la red que hablan del éxito de las Geek Escorts en el Silicon Valley.



Los jóvenes directivos del mundo de las nuevas tecnologías prefieren escorts 2.0. Sexo si, pero con una chica que sepa de tecnología, con la que se pueda mantener una conversación sobre aplicaciones, desarrollos y últimos gadgets, a la que se pueda pagar a través de medios electrónicos o con la que se pueda mantener también sexo virtual a través de Skype o WhatsApp. Una chica que se mueva en las redes sociales y que sepa hacer de ellas su canal de conexión con sus clientes. Sexo pero con un peso cada vez mayor de la tecnología, en muchos casos interpuesta entre los cuerpos.

En una entrevista a una Geek Escort decía:




¿Y cómo es este nuevo perfil de cliente? Las prostitutas especializadas en este sector lo defienden: "suelen ser amables, con mucho dinero y que trabajan en las empresas de tecnología punteras", la mayoría de ellos apenas supera la veintena, y son muy tímidos. "Una vez un cliente me pidió consejo para echarse novia", confiesa una de las prostitutas, "incluso me preguntó si para ello debería comprarse un perro". Eso mientras conducía su Ferrari...


 

Mi Book

Cuando abrí el ordenador la agencia me había enviado su selección de fotos para el book para que yo hiciese la mía

Escogí para publicar aquí algunas de series que no se relacionasen directamente con las que aparecerían en el book de la agencia para evitar conexiones. He dudado si hacerlo pero quise dar una idea gráfica  de lo contado en post modelo de fotografía

 
 





Tenía una llamada de Ana, había organizado varias citas para la semana, la primera mañana. La habían pedido unos clientes que ella no conocía, eran extranjero, dos hombres, habían elegido también a otra chica de Ana. Nos encontraríamos las dos en el lobby del hotel a las 20:30, la contratación era por 12 horas.